Buenos Aires, Viernes 22 de noviembre de 2024
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1989
Dentro del marco de un acontecer nacional pleno de sucesos de intensa trascendencia -transición entre dos Presidentes elegidos democráticamente por primera vez en más de cincuenta años, inédito proceso hiperinflacionario- podemos afortunadamente afirmar que la actividad de CADECAC permitió durante 1989 el logro de objetivos muy importantes.
Como un merecido resultado de las consecuentes acciones en el plano legal, político, institucional y de difusión desarrolladas por la Cámara durante más de dieciocho meses, pudimos concluir definitivamente con la absurda situación que había planteado el Decreto No 1187/87 que, de un modo injusto e ilegal, había amenazado la existencia misma de nuestras empresas. El Decreto No 58/89 del Poder Ejecutivo. instruyó el 19 de enero al Banco Central para que dejara sin efecto las revocatorios de las autorizaciones de funcionamiento de las Casas y Agencias de Cambio que habían sido dispuestas en virtud de aquella norma.
Hemos superado una circunstancia extremadamente difícil, recorriendo exitosamente caminos demarcados por mecanismos del sistema democrático. Simultáneamente, hemos marcado un rumbo de cómo puede defenderse la libertad de empresa a través de las instancias fijadas por la Constitución y las Leyes de nuestro país. Hoy las entidades cambiarias cuya actividad había sido clausurada desarrollan nuevamente sus operaciones. Creemos sinceramente poder enorgullecernos de este resultado. Un paso exitoso hacia una mayor proyección externa fue la realización del primer evento público organizado por nuestra Cámara: el Congreso Mercado de Cambios y Repatriación de Capitales. Desde los momentos previos de su organización, tuvimos la satisfacción de ver que personalidades de primer nivel aceptaban estar presentes en el Congreso de CADECAC, como conferenciantes o integrantes de los paneles de discusión.Así lo hicieron el Secretario de Estado de Coordinación del Ministerio de Economía Orlando Ferreres, junto con los entonces Presidente y Vicepresidente del Banco Central, Javier González Fraga y Roque Fernández, el Director del Fondo Monetario Internacional Félix Camarasa, el Presidente de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericas FIEL, Arnaldo Musich, los economistas Roberto Alemann y Daniel De Pablo, el ex-titular de la Asociación de Bancos de la República Argentina Manuel Sacerdote y los profesionales en política fiscal Marcelo Lascano, Rubén Asorey y Patricio Navarro.
Durante dos días, más de ciento cincuenta participantes representando los primeros niveles de decisión de la conducción económica, entidades financieras y el quehacer profesional económico argentino, junto con titulares de entidades cambiarias y de asociaciones empresarias de seis países americanos, nos acompañaron para analizar las causas del éxodo de capitales sufrido por nuestro país y las condiciones que deben darse para que se revierta esta situación y se incorporen nuevamente al proceso de inversión que necesita la República Argentina.
Complementando el importante debate realizado sobre el tema central que quedó registrado en una publicación de CADECAC y la intensa cobertura realizada por los periodistas de los distintos medios de comunicación social, las jornadas del Congreso fueron el ámbito para la concreción de dos hechos de singular trascendencia para nuestro sector:
La acción desplegada por CADECAC durante 1989 continuó incrementando la presencia de nuestra institución en distintos niveles de la sociedad argentina. Durante los meses previos a las elecciones nacionales que se realizaron el 14 de mayo, el diálogo con los candidatos presidenciales de los principales partidos políticos y con sus asesores económicos fue especialmente intenso. Ante ellos expusimos nuestro convencimiento de que un Mercado Libre de móneda extranjera es un instrumento indispensable para la correcta asignación de recursos en la economía nacional, que tenga en cuenta los vertiginosos cambios de tecnologías y mercados que se producen a un ritmo creciente en el resto del mundo, junto con nuestras propuestas técnicas para un mejor ordenamiento del sistema cambiario.
Los contactos también fueron intensos a partir del mes de julio, en que asumieron las nuevas autoridades. Miembros de la Comisión Directiva de CADECAC se entrevistaron con frecuencia con Presidentes y Directores del Banco Central y otros funcionarios de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, exponiendo puntos de vista con referencia a distintos aspectos del encuadre normativo que influyen en el desarrollo de nuestra actividad y de la economía nacional como sistema. Es así que las normas que rigen el Mercado de Cambios definen un grado de libertad en las transacciones y en la formación de los precios pocas veces vigentes -durante breves períodos- desde que se implantó el control de cambios en Argentina en 1931. Como complemento de las diposiciones del Banco Central, el Decreto No 1587/89 redujo significativamente la alícuota del impuesto específico sobre las ventas, compras, cambio o permuta de divisas, estableciéndola en el uno por diez mil del monto de la operación.
Este camino proyectado hacia la libertad en las transacciones cambiarias debe aún completarse -tal como fue anunciado- permitiendo que nuestras Asociadas operen en el Mercado de Futuro de Moneda Extranjera. El alto grado de especialización de nuestras empresas, su solvencia e idoneidad y su proximidad con el público inversor, les otorga especiales ventajas para poder desarrollar exitosamente ese objetivo fijado por la Conducción económica.
Las últimas semanas del año despertaron nuevamente al adormecido fantasma de la hiperinflación. Sin duda, los serios desajustes estructurales que se insertaron a lo largo de décadas en la economía nacional continúan reclamando una acción aún más profunda y decidida por parte del Gobierno Nacional, para eliminar el peso del déficit estatal sobre la producción, para retirar al Estado de actividades económicas que pueden ser manejadas con mayor eficiencia por la empresa privada y para proveer a los mercados de la libertad y competencia que garantizan una asignación racional de los recursos escasos. Confiamos esperanzadamente en que 1990 mostrará pasos decisivos para la consecución de estos objetivos.
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